Philip Glass ha lanzado Philip Glass Solo a través de su sello, Orange Mountain Music. Este nuevo álbum presenta al compositor interpretando al piano siete de sus piezas más emblemáticas, grabadas durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19. En lugar de seguir con su apretada agenda de giras y estrenos, Glass se encontró en casa, lo que le permitió dedicar tiempo a revisar algunas de sus composiciones para piano más antiguas. Esto convierte a Philip Glass Solo en su disco más personal de los últimos veinte años, o incluso de toda su carrera.
En su sitio web, Glass comentó sobre el proceso detrás del álbum, afirmando que entre 2020 y 2021 tuvo tiempo para practicar obras que había tocado durante años. Describió el disco como "una cápsula del tiempo de 2021" y una reflexión sobre décadas de composición y práctica. Resaltó la importancia del lugar donde grabó: su piano, un Baldwin de cola, es el mismo instrumento en el que se escribió la mayor parte de su música, en la misma habitación donde ha trabajado durante décadas, inmerso en la energía de Nueva York.
El compositor compartió sus pensamientos en una entrevista con Apple Music Classical, donde explicó que, tras medio siglo de giras, tuvo por fin tiempo para tocar el piano. Reflexionó sobre cómo ha cambiado a lo largo de los años, afirmando que ya no es la misma persona que escribió esas piezas y que todos cambiamos con el tiempo.
Philip Glass Solo se destaca por su carácter casi improvisatorio en comparación con las interpretaciones de su álbum Solo Piano de 1989.
La grabación comienza con Opening, el primer movimiento de su álbum Glassworks (1982), seguido de Mad Rush, una pieza de 1979 originalmente parte de una coreografía de Lucinda Childs. Esta versión de Mad Rush es notablemente más larga, ampliando la interpretación en casi tres minutos. Glass explicó que su experiencia como intérprete le permitió explorar la música de maneras que no habría imaginado solo como compositor.
A lo largo del álbum, se presentan cuatro de las cinco piezas de Metamorphosis (1988), compuestas para una versión teatral de La metamorfosis de Kafka, excluyendo la cuarta. La última pieza del disco es Truman Sleeps, de 1998, que se hizo famosa como el tema principal de la banda sonora de El show de Truman.
Glass enfatiza que el timbre del piano influye en cómo se dan forma a sus interpretaciones. Su piano Baldwin ha sido una constante en su vida durante 35 años, y se puede notar cómo las delicadas notas agudas se enfrentan a los poderosos medios en piezas como Metamorphosis I y el final de Truman Sleeps.
Glass concluye que el sonido del instrumento y el ambiente de la sala en la que se toca afectan inevitablemente su forma de escuchar y crear música.
Philip Glass Solo es, sin duda, una invitación a redescubrir la obra del icónico compositor a través de una nueva lente, mostrando su evolución como artista y su relación íntima con su música y su entorno.
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